Introducción.
Para
hablar de innovación educativa, es necesario reconocer la situación actual a la
que nos enfrentamos, pues si bien es cierto que inconscientemente al escuchar
el término nos enfocamos a sus figuras, (maestros, alumnos, directivos y padres
de familia), dejamos de lado aquello que posiblemente sea quien determine que
dicha innovación pueda ser posible o siga siendo solo una utopía, y para ello
necesitamos partir de la realidad.
Todos
sabemos que “la misma educación para todos” difícilmente puede cumplirse en la
realidad, aun cuando todos tuvieran acceso a una escuela regida por un currículum
nacional uniforme, pues la realidad escolar (contexto, organización, vida
cotidiana, instalaciones, recursos, docentes y alumnos) es tan heterogénea y
desigual como la vida misma del país. Ésta es, quizá, una de las principales
presiones al sistema: un currículum uniforme para un país desigual y diverso.
Es un formato curricular que tiende a expulsar o a alejar de la escuela a los
niños y jóvenes para los que no fue pensado —sobre todo, a los pobres,
marginados, aislados y diferentes—. Estos sectores son los que más contribuyen
a engrosar las filas del rezago educativo de los jóvenes y adultos analfabetas
o con estudios incompletos de educación básica.
Es
aquí donde toma importancia el término innovación, pues solo así será más
posible brindar más y mejores oportunidades para todos. Por lo tanto, es
necesario realizar propuestas fundamentadas en la investigación educativa y
social, en una visión multidisciplinaria de los problemas, potenciando los
aprendizajes individuales, institucionales, colectivos que hemos adquirido con
tantas reformas. Las reformas desde arriba, aun centradas en la escuela,
negarán las potencialidades de ésta para el cambio si no se considera la
dinámica, el contexto y la naturaleza humana, y por lo mismo las relaciones
sociales que ahí se viven, y se abre la puerta a la participación de los
actores.
Desarrollo
Para
lograr incidir de manera favorable en una determinada actividad en la que se
ven inmiscuidas las figuras que conforman una institución educativa, es
inevitable no considerar el contexto y la cultura, pues es determinante en la
innovación. Aun y cuando los docentes lleven a cabo un desempeño profesional
favorable, la situación social le exige un desempeño más humanista en donde la
comunicación y la confianza son determinante para ello, por lo que es necesario
reconocer una nueva función docente, la tutoría.
Es
necesario retomar la propuesta de un nuevo modelo educativo de educación
superior, centrado en el estudiante, lo cual exige, en la mayor parte de los
países, reformas en profundidad y una política de ampliación del acceso, para
acoger a categorías de personas cada vez más diversas, así como una renovación
de los contenidos, métodos, prácticas y medios de transmisión del saber, que
han de basarse en nuevos tipos de vínculos y de colaboración con la comunidad y
con los más amplios sectores de la sociedad.
Esto
permitirá a su vez, que las instituciones educativas desarrollen la capacidad
de aprender para transformarse y constituirse en organizaciones que gestionan
el conocimiento y que también aprenden, reconociendo la importancia que cada
agente tiene, así como sus intereses y necesidades, las cuales deben estar
encaminadas a explorar nuevas formas educativas que incluyan:
“Esquemas
abiertos y/o a distancia, nuevos modelos de interacción maestro/alumno,
establecer currículas menos recargadas de horas clase, y sistemas de estudio
que aprovechen la tecnología contemporánea, en especial los sistemas
computarizados y redes virtuales, entre otras innovaciones.”
Esto
sugiere una serie de acciones, por parte de las instituciones, encaminadas al
desarrollo de nuevos modelos y métodos de enseñanza, al uso de diversas
tecnologías compatibles, a compartir recursos, riesgos, costos y beneficios,
así como a impulsar la colaboración institucional y la conformación de redes,
pues la innovación ha sido considerada, junto con la investigación, educación y
formación, pilares en la nueva política educativa.
La
innovación se concibe entonces como un elemento fundamental de la calidad,
puesto que, es el “resultado de numerosas acciones paralelas y coordinadas,
cuya lenta incidencia en el sistema educativo contribuye a mejorar la práctica
pedagógica en su contexto real”.
Pero
eso sólo abarca la parte del deber ser, lo interesante es reconocer también el
ser, es decir, el estado actual en el cual descansa nuestro sistema nacional
educativo, pues persisten problemas no sólo de perfeccionamiento de los
proyectos y en las formas de focalizar, sino de resultados y de procesos, los
cuales me parece que tienen que ver con la manera esquematizada de pensar los
cambios.
Los
actores, funcionarios, maestros, alumnos, trabajadores, asociaciones civiles y
políticas, todos tienen intereses, ambiciones, creencias con respecto a cómo
debe ser la vida en común, empezando por los actores protagónicos de los
organismos internacionales.
Uno de
los más importantes, tiene que ver, en que los proyectos se conciben desde la
funcionalidad del sistema sin pensar en los sujetos, en la vida institucional y
el contexto en que se mueven. Se entiende que su objetivo esté movido
principalmente por su visión financiera y quizá ésta sea muy adecuada para
otros sectores, pero para la educación resulta una visión muy corta.
Es
necesario pensar en las políticas públicas no sólo desde el costo-beneficio,
sino también desde el costo-maleficio, es decir, desde los problemas y los
males que se ocasionan al optar por una estrategia y la inversión o no
inversión en algún proyecto. Desafortunadamente son pocas las veces, por no
decir que nulas, que lo consideran, dando pauta a cuestionamientos como los
siguientes: ¿cuáles son los efectos colaterales de estas propuestas?, ¿cómo
contribuye esto a los resultados educativos y, viceversa, ¿cómo han contribuido
las políticas educativas en esos procesos?, ¿cómo evaluar los procesos
colaterales de los proyectos?
En
fin, es claro que los resultados antes mencionados referidos a la pobreza, la
violencia, la desigualdad persistente, forman parte de los males, de los
“costos” que las estrategias sociales, económicas y educativas implementadas a
raíz de las inspiraciones neoliberales han traído consigo y que tienen en la
focalización el mecanismo clave. Finalmente, el problema de la pobreza no es
uno de compensación sino de redistribución (Yanes, 2009) de bienes, servicios,
ingresos, etc., entre los que se incluye la educación.
Como
se puede observar, la situación en la que se encuentra nuestro sistema
educativo nacional, va más allá de sólo pensar en ciertas áreas que pueden ser
consideradas como parte de dicho sistema, pues entran en juego diferentes
factores que son determinantes para ello, lo único real es la situación que
vivimos en la actualidad, la cual requiere una innovación permanente, pero no
solo como profesionales éticos y responsables, sino, como personas con
ideologías y culturas encaminadas a la mejora, solo así valoraremos y tendremos
una visión clara de las necesidades de nuestra sociedad y por supuesto, de
nuestros alumnos.
Conclusiones.
La
innovación educativa, ya no es una opción, es una necesidad que tiene que ser
abordada en todas sus partes, consideradas sus particularidades, reconociendo
la importancia que tienen para alcanzar las metas establecidas en nuestro
sistema educativo nacional, más y mejores oportunidades a los estudiantes para
que incursionen a las sociedades del conocimiento y con ello garantizar la
justicia social.
Por lo
que, es necesario construir un nuevo andamiaje institucional que evite “la
politización extrema” y promueva el diálogo informado y una amplia
participación de los diversos actores interesados en el diseño curricular.
Un
proceso de cambio especializado y la instauración multidimensional de nuevos
desarrollos sociotécnicos que incluyen la creación, transformación, validación
y arraigo de nuevos conocimientos, prácticas e ideologías en los individuos y
en las organizaciones.”
Desarrollar
y compartir innovaciones educativas y nuevos métodos de enseñanza y de
aprendizaje, nuestras instituciones cuentan con muy interesantes trayectorias
que merecen tomarse en cuenta, porque es a partir de esa vida previa que hoy
existen y están innovando.
Si
reconocemos que el cambio es inevitable, él mismo tiene importancia; cambio
que, sin lugar a dudas, tendrá amplias repercusiones en el futuro, incluso
colocado éste en plazos temporales diferenciados.
Reconociendo
que las innovaciones más eficientes son aquéllas de carácter local, que emanan
de la base, se desarrollan con la participación de los propios usuarios y
respetan las manifestaciones de cada cultura.
Ya que
como menciona Escudero (1988), el cambio y la innovación en educación están vinculados
al concepto clave de organización escolar, ya que cualquier proyecto de
innovación y cambio educativo requieren de una cierta organización como
condición indispensable para que efectivamente los procesos educativos mejoren.
Bibliografía.
ANUIES.
“Documento estratégico para la innovación en la educación superior”. Septiembre
2003, ASOCIACIÓN NACIONAL DE UNIVERSIDADES E INSTITUCIONES DE EDUCACIÓN
SUPERIOR.
Arnaut,
A., y Giorguli, S. “Los grandes problemas de México”. 1a. ed. -- México, D.F. El
Colegio de México, 2010 684 p.
Gómez,
M. “La innovación y cambio para el mejoramiento escolar”. Universidad
Pedagógica Nacional, 2002.
La
innovación educativa en América Latina (pdf).
Lira,
L. “Prácticas docentes de innovación en la educación básica: el proceso de
incorporación de la reforma educativa”. Instituto Superior de Investigación y
Docencia para el Magisterio, Secretaría de Educación Jalisco.
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