domingo, 22 de mayo de 2016

La formación de profesores en México frente a la formación en América Latina


Clara María De la Rosa Priego

La innovación educativa puede ser puesta dentro de un prisma, y a través de cada una de sus caras se ve desde diferente perspectiva, con mayor o menor impacto, y por tanto, adquiere una definición distinta. De ahí que cada profesor, cada institución y cada sistema educativo tengan diferentes acciones para impulsarla. Sin embargo, para que ésta tenga éxito, se requiere llegar a un acuerdo sobre su definición, pues de ello dependerán las acciones conjuntas que realmente alcancen el éxito deseado.
Tenti Fanfani (1995) la  plantea como un sinónimo de transformación, entendida como un cambio tanto en las estructuras como en las mentalidades. O lo que es lo mismo, es un cambio estructural en todos sentidos: sistema, instituciones y todos los actores que se ven envueltos en la educación, incluyendo a padres de familia y la sociedad entera.
Jenny Assael (1994) establece que la innovación también implica una transformación de los elementos centrales que conforman la cultura escolar. Si hablamos del docente, las dimensiones de su quehacer, que pueden ser también llamadas relaciones pedagógicas, deben ser analizadas y modificadas en la medida de lo necesario. El primer paso, la dimensión personal, que es la base para la transformación, pues el paradigma epistemológico determina el proceder. En la actualidad, sin descartar paradigmas, el materialismo dialéctico es la fuente que subyace en los planes y programas de educación básica y formación docente.
Podríamos seguir planteando cada una de las relaciones pedagógicas, ya fuera alumno-contenido, alumno-maestro, pero la concepción de enseñanza y aprendizaje las determinan. La que debiera ser analizada es la denominada escuela-sociedad. Si la escuela y la sociedad no van de la mano, las innovaciones no tendrán impacto, pues mientras la escuela dice que algo es “blanco”, la sociedad lo puede calificar como “negro”. Esta es una lucha tenaz en la que el profesor, a través de un quehacer innovador, se convierte en un agente de cambio social.
En México, maestros y sistema se encuentran transitando un camino lleno de obstáculos para lograr la innovación. Uno de los grandes fundamentos, si es que lo podemos llamar de esa manera, es que debe ser en una educación de calidad, pero las cinco dimensiones de la calidad educativa que UNESCO ha planteado no se observan en la vida escolar cotidiana. Normalmente se busca la eficiencia y la eficacia, pero no la pertinencia, la relevancia, ni la equidad, y que son las dimensiones que le dan vida a las bases filosóficas del sistema educativo mexicano.
La innovación presupone, de acuerdo con algunos autores como Aguerrondo, Parra y otros, que debe ser observada desde una perspectiva social. Volvemos a la relación escuela sociedad, donde la escuela debe formar ciudadanos democráticos, competitivos para una sociedad en cambios no sólo constantes, sino vertiginosos, en los que el conocimiento disciplinar caduca “de la noche a la mañana”. Pero sobre todo, esta relación se establece de acuerdo al contexto en el que la innovación se plantea, así que deben observarse diferentes modos de abordarla.
Hoy en día, las fronteras de los contextos se desvanecen debido a la globalización, las sociedades del conocimiento no conocen más frontera que la de aislamiento relacionado con la conectividad a la red mundial de información. En un contexto físico determinado, América Latina en este caso, se han dado grandes avances en el rubro de la innovación educativa, aunque cuando se habla de ello, es muy común que se haga en términos de uso y aplicación de tecnologías y la red mundial de información. No por ello dejan de ser válidas, y hay ejemplos interesantes que se han implementado en la última década.
Las Tics es la perspectiva desde una de las caras del prisma. El Banco Internacional de Desarrollo (BID) (1914), presentó en su informe "Escalando en Educación: Innovaciones Inspiradoras Masivas en América Latina", los diez mejores casos de innovación en educación en la región,  que dicho sea de paso son de forma no gubernamental y aprovechan las nuevas tecnologías para acercar el conocimiento a una mayor cantidad de población.
Las iniciativas que presenta rompen con el modelo tradicional de enseñanza y son medios masivos de educación. Un ejemplo es Puentes Educativos, que es iniciativa en conjunto de Pearson y Nokia. La editorial proporciona los contenidos y vídeos educativos, y Nokia los sistemas vía telefónica para que llegue a las aulas. Sólo Chile se encontraba incorporado en 2014, pues se originó en Europa.
En otro orden de idea, está la plataforma de diálogo pedagógico virtual creado por Foro 21 y que se denomina Docentes Innovadores. Su sede es Argentina y está apoyada por la OEI. En 2014 tenía 2000,000 visitantes únicos al mes, casi 40.000 docentes registrados y más de 4.200 experiencias subidas por los propios docentes. La discusión pedagógica con pares de otros contextos permite visualizar con mayor claridad la necesidad de cada uno y poder proyectar con mayor seguridad una práctica educativa innovadora y de calidad.
Existen otros ejemplos, como juegos interactivos, o juegos en tiempo real, o la Red Eduteka que ha resultado ser un gran apoyo en el campo docente, pero de las diez innovaciones inspiradoras, sólo una tiene su origen en México, y es creado por la empresa Editorial Santillana, se denomina UNO internacional, y Colombia y Brasil cuentan ya con ella. En esta idea se combinan libros de texto, tabletas digitales, portales, evaluaciones, asesores pedagógicos y eventos de intercambio.
Si revisamos los países de origen de cada una de las 10 innovaciones, veremos que Colombia y Argentina son quienes más producción tienen en este sentido, Chile y Brasil no se quedan tan atrás, y Perú, aunque en apariencia sólo tenga la creación de juegos por personal de la Universidad Pontificia, es una de las ideas más creativas para el cambio de paradigma en el proceso de enseñanza y  aprendizaje.
Volvamos al prisma, el uso de la tecnología y la red mundial de información es lo que se observa desde una sola de las caras, pero la innovación debe ser observada desde las otras caras que muestran lo que sucede a nivel sistema educativo, instituciones y desempeño docente. Aunque no podemos dejar de lado la sociedad que es el usuario del sistema. América Latina es un escenario muy diverso, pues mundialmente es el territorio donde se observan las mayores diferencias económicas, y por tanto, sociales.
De ahí que la sociología de la educación cobre importancia, y la perspectiva que cada país, institución o profesor adopte, será la base de los procesos de innovación para el cambio estructural profundo que se busca en la formación de ciudadanos. Cada país decide determinadas directrices en la educación de sus niños y jóvenes, aunque teniendo en cuenta la base que establecen ciertas organizaciones internacionales que se ocupan del rubro educativo: la UNESCO, la OCDE, y la OEI, son las principales en América Latina.
En los países latinoamericanos, la formación docente, que es de suponerse la fuente de innovación, comparte bases históricas para su construcción, y por tanto, hay una idea base generalizada en la formación de profesores. Dentro de las mallas curriculares se observan trayectos con bases similares como: estudios generales donde se incorporan las bases filosóficas, organizativas y legales de los sistemas educativos; estudio de elementos fundamentales de psicología y sociología aplicados a la educación donde se incluye la pedagogía comparada, la historia de la educación, la gestión escolar, aunque en su mayoría dirigida a la administración escolar y métodos de enseñanza; la disciplina en que se desempeñará el futuro docente; la didáctica de la disciplina; y finalmente, la práctica de la docencia y de las actividades para escolares, bajo la dirección de profesores con desempeño destacado.
Dada esta historia, la sociología tiene matices similares y la lucha que aún se vive en el quehacer docente diario, al menos en México, está entre dos paradigmas: el estructuralista-funcional, y el materialismo Si consideramos que la estructura social latinoamericana actual no es homogénea, y mucho menos sólida ni estática, entonces el materialismo es la corriente a considerar. En este rubro haría falta analizar un estudio de campo a través de la sociología política de la educación en diferentes países para saber con claridad lo que sucede, aunque las bases dictadas por las instancias internacionales pueden ser guía.
De los paradigmas mencionados, el primero, iniciado por Augusto Compte y seguida por Durkheim, establece a la educación como un medio socializador, pero en una estructura estática, en aparente equilibrio. Esto es, en un mundo previamente establecido, mientras que la segunda establece sus postulados en las desigualdades sociales, en la lucha por el cambio social estructural. Mientras que la primera busca mantener un orden social preestablecido, la segunda persigue la transformación o mantenimiento del estado social, donde la ley no es de adaptación sino de crecimiento y cambio.
En México, plan y programas de estudio en la formación docente tienen como fundamento estas premisas, pero el desempeño de quienes nos involucramos en la formación inicial de los futuros profesores, no va por esa dirección. Queremos seguir viendo a la educación como medio socializador para un orden inamovible, y por tanto, aunque las prácticas cambien, la esencia es la misma, y la innovación entonces se convierte en un fin, y no en un medio como debiera de ser.
Ciertamente que lo nuevo que se implementa como innovación, no está desligado de lo que haya existido con anterioridad, pero si debe tener un impacto transformacional, tal como sucede en algunos países latinoamericanos. El primer ejemplo de formación docente innovadora en América Latina podría ser, de acuerdo con el estudio realizado por UNESCO (2006) el que se da en Argentina desde 1993, que se basa en tres ejes específicos: la investigación, la docencia y la acción con la comunidad, de tal suerte que se busca articular el proyecto político institucional a las necesidades específicas de la comunidad en que está inserta.
Este asunto en México recién cobra vida. Es a partir de la evaluación docente que se solicita la planeación argumentada, aunque es menester decir que lo que a su servidora le ha tocado observar, el contexto no se analiza, sólo se plantean cuestiones económicas o sociales, pero no se atiende la diversidad cultural. Existe formación para comunidades indígenas, y es loable, pero en la escuela que podríamos llamar regular, en contextos diversos, la diversidad cultural está representada por cada alumno, y se les toma de forma homogénea.
Otro ejemplo innovador en América Latina lo tiene Brasil, donde la formación de profesores se da en tres tipos de propuesta: quienes se preparan para educación infantil, los que se preparan para los primeros cursos de la educación que ellos llaman fundamental, que es algo semejante a la primaria en México, y finalmente aquellos quienes se preparan en elementos superiores de pedagogía para desempeñarse en cursos normales, pero sobre todo, la propuesta innovadora, es la preparación para actividades de orientación, administración y supervisión.
Esta última propuesta no se ve como formación inicial en México, se requieren diplomados o maestrías para tal efecto. Lo cierto es que el profesor que se inserta en educación básica en el sistema educativo mexicano, debería llevar este tipo de bases dadas las exigencias políticas actuales. A esto hay que añadirle que las escuelas normales no gozan de autonomía para poder determinar con qué y cómo atender las necesidades de su entorno, aunque los profesores sí pueden flexibilizar el currículo que sería un aporte de innovación.
La formación de profesores en México es realmente el cimiento para que la transformación social, a través de la innovación no sólo a nivel político gubernamental, sino al de la práctica docente cotidiana, y para ello, es imperativo que los formadores de docentes sean formados para tal efecto. Ese sería una innovación con impacto nacional e internacional, la fuente sociológica cobraría vida al lograr su propósito: la reestructuración social.
El prisma aún tiene muchas caras, pero las dos presentadas son dos de suma importancia, pues el profesor que se forma debe ser preparado para insertarse y laborar en y a través de las sociedades del conocimiento, pero respetando siempre su contexto natural y cultural. En este rubro, la formación universitaria lleva la delantera. Las innovaciones deben incidir en las formas de organización del trabajo, la creación de redes y de comunidades de aprendizaje, de tal suerte que los valores humanos sean practicados de manera cotidiana, lo que traería consigo el cumplimiento de las tres primeras dimensiones de la educación de calidad: pertinencia, relevancia y equidad.
Bibliografía Consultada
Arnaut A. y Giorguli S (coord.) (2010). Los grandes problemas de México V. 7. El Colegio de México, México

BID (2015) Escalando en Educación: Innovaciones Inspiradoras Masivas en América Latina. BID. USA
Blanco G. R y Messina R. G. (2000). La innovación educativa en América Latina en Estado del Arte sobre las Innovaciones Educativas en América Latina. Convenio Andrés Bello, Colombia.
Rangel. R P.A. et al (2003). Documento estratégico para La Innovación En La Educación Superior. ANUIES, México.
Pedraza C.,D. (2010) Política de la Educación en el México Contemporáneo. UPN México.
Robalino C. M. y Körner A. (2006) Modelos Innovadores en la Formación Docente. UNESCO, Chile

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